PSICÓLOGA ESPECIALISTA EN GESTIÓN EMOCIONAL
Eres más fuerte de lo que crees. Vamos a descubrir juntos/as todas tus potencialidades y a usarlas para que te sientas más feliz y orgulloso/a de ti mismo/a.
¿Sientes a veces que la vida te pesa demasiado? ¿Como si llevaras una mochila cargada de preocupaciones, dudas o emociones difíciles de gestionar?
Quizá te encuentres en un momento de confusión, sin saber muy bien qué dirección tomar, o sintiendo que te falta algo, aunque no sepas exactamente qué es. Tal vez experimentes ansiedad, tristeza, o una sensación de vacío que te impide conectar con lo que te rodea.
A lo largo de mi experiencia, he acompañado a muchas personas que se han sentido así, abrumadas por el peso de sus circunstancias. Y he visto cómo, al encontrar un espacio seguro para expresar sus emociones y recibir apoyo, han podido aligerar esa carga y empezar a construir un camino más sereno y satisfactorio.
Quiero que sepas que no estás solo en esto. Que es normal sentirse así a veces, que todos necesitamos apoyo en algún momento de nuestras vidas.
Imagina por un momento que entras en un espacio cálido, tranquilo, donde te sientes seguro para ser tú mismo. Un lugar donde puedes hablar de lo que te preocupa sin temor a ser juzgado, donde tus emociones son validadas, y donde tus experiencias son importantes. Un espacio donde te sientes escuchado de verdad, comprendido en profundidad, y acompañado en tu camino.
Mi enfoque se basa en la escucha atenta, en la empatía, en el respeto… y, sobre todo, en la conexión humana.
Porque creo, desde mi propia experiencia y la de mis pacientes, que el cambio es posible cuando nos sentimos comprendidos, apoyados y valorados. Utilizaremos técnicas y herramientas, sí, pero lo más importante será el vínculo que construyamos, esa relación de confianza que te permitirá reconstruirte, crecer y encontrar tu propio camino hacia el bienestar.
¡Encantada de conocerte! Soy Mariana Montes
Desde que tengo memoria, he sentido una profunda conexión con las personas. No se trataba solo de curiosidad, sino de un genuino interés por entender qué les pasaba, qué sentían, qué les preocupaba… y, sobre todo, cómo podía ayudarles. Escuchar, comprender, acompañar… eran palabras que resonaban en mi interior, y que me impulsaban a acercarme a los demás con empatía y respeto.
Pude sentir que podía ser una mano amiga para los que me rodeaban, notando en ellos un cambio positivo, que era posible conseguir.
Con el tiempo, esa vocación se hizo más fuerte, más clara. Y descubrí que la psicología era el camino para convertir esa pasión en mi forma de vida.
No fue una decisión tomada a la ligera, sino el resultado de una profunda convicción: la de que todos tenemos el potencial de transformar nuestro sufrimiento en crecimiento, de superar nuestras dificultades y de construir una vida más plena y satisfactoria.
Estudiar psicología fue una experiencia maravillosa. Me permitió adquirir conocimientos sólidos, bases científicas, habilidades técnicas… Pero, sobre todo, me confirmó que había elegido el camino correcto. Porque en cada clase, en cada libro, en cada práctica, encontraba la confirmación de que mi vocación era real, de que podía hacer lo que amaba y, al mismo tiempo, ayudar a otros a encontrar su propio bienestar.

Y lo más bonito de esta profesión es que el aprendizaje nunca termina. Cada paciente es un universo único, con su propia historia, sus propios desafíos, sus propios recursos. Y cada uno de ellos me enseña algo nuevo, me invita a crecer y a ampliar mi mirada. Por eso, me mantengo en constante formación, actualizando mis conocimientos, explorando nuevas herramientas, leyendo investigaciones… Porque sé que cuanto más preparada esté, mejor podré acompañar a quienes confían en mí. Pero, sobre todo, porque creo que el aprendizaje es un viaje de ida y vuelta, donde tanto el terapeuta como el paciente se enriquecen mutuamente.
Lo que mis pacientes opinan sobre mí





No importa la edad que tengas. Lo que importa es tu deseo de sentirte mejor, tu compromiso contigo mismo. Y si estás leyendo esto, es porque ya has dado el primer paso. Ahora, ¿te animas a dar el siguiente?
Estoy en Madrid y vía Online, para escucharte, para acompañarte, para ayudarte a encontrar la luz que, estoy segura, brilla dentro de ti.
¿Hablamos?
